El soldado no mira a la cámara. Da la espalda al retratista y prefiere otear con curiosidad la Historia que discurre a sus pies, entre tranvías y blindados, por el empedrado descuajado de Berlín. Mientras observa aquel paraje horadado de cráteres como suelo lunar, el soldado sujeta a su compañero, que sostiene la bandera roja de la Unión Soviética en lo más alto del Reichstag como toreando la ventolera de la Historia. Era el 2 de mayo de 1945 y el Ejército Rojo le había dado la puntilla al III Reich.
El soldado distraído es Abduljakim Izmailov, natural de la república norcaucásica rusa de Daguestán, que ha muerto esta semana a los 93 años de edad tras ser reconocida su presencia en la legendaria y polémica estampa tomada por Evgueni Jaldei, el fotógrafo de guerra de la agencia Itar-Tass.
Descanse en Paz
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